lunes, 24 de junio de 2013

¿TURISMO CULTURAL O TURISMO "CULTO"?


En sus vacaciones a Egipto, un joven turista chino garabateó en el Templo de Luxor la leyenda: “Ding Jinhao estuvo aquí”. El incidente tuvo tal relevancia internacional que incluso el portavoz del Ministerio de Exteriores Hong Lei disculpó al infractor e hizo declaraciones sobre la buena conducta y el respeto que los turistas chinos debían a las leyes locales de los países que visitaban. Incluso se promulgó un acuerdo que exhortaba a los ciudadanos chinos a cuidar su comportamiento en el extranjero, con frases como “ser un turista civilizado es obligación de todo buen ciudadano” y “tener cuidado con las reliquias culturales”.

Muchos verán en el turismo una plaga que lleva sus malos hábitos a latitudes ajenas, erosionando vandálicamente los sitios patrimoniales. Otros verán una oportunidad de generar ganancias económicas a cualquier costo, aunque esto implique deteriorar los recursos locales. Mi intención al traer esta anécdota al blog es alcanzar a distinguir entre el  turismo, así a secas, el turismo cultural y lo que llamaríamos el turista “culto”.

El turismo cultural se define como un viaje, traslado o desplazamiento cuya motivación principal es ampliar horizontes, buscar conocimientos y emociones a partir del descubrimiento de un patrimonio y de su territorio. Es una práctica cultural que requiere de disposición y tiempo. En palabras del arquitecto Juan Carlos Mantero, especialista argentino en Planificación del Turismo, el lema del turismo cultural sería desplazarse para conocer. Pero desplazarse para conocer ¿qué? ¿Playas, monumentos, ruinas arqueológicas? Y más aún, para conocer ¿pero cómo?   

En el turismo cultural conocemos el patrimonio histórico, artístico o natural con todos sus componentes materiales e inmateriales que le son intrínsecos y como parte de la identidad de toda sociedad humana y de un territorio dado. Componentes elaborados, transmitidos y actualizados que tienen el potencial de ser una experiencia turística cultural. El patrimonio comprendería entonces: el patrimonio tangible, que remite a los sitios obra y producto de la humanidad o de la naturaleza, tales como museos, monumentos, lugares y localidades de arte, sitios arqueológicos; así como los sitios naturales o paisajes como reservas ecológicas, parques, etc. Y el patrimonio intangible, que remite a expresiones y fiestas tradicionales, gastronomía, costumbres y al  saber/hacer del pasado y del presente.

Siendo así, el turismo cultural no es solamente pisar la ruina, tirar basura y hacerse las fotos. Una visita turística cultural tomaría en cuenta la transmisión y el gozo de la información y el conocimiento que provienen no sólo de la visita sino de la comprensión de un sitio  en su dimensión material e inmaterial, en su historicidad y su relevancia en la actualidad.  

No hay tal cosa como un turista “culto”, pero sí existen los turistas curiosos, interesados y con voluntad de aprender y respetar. De la misma manera, hay promotores turísticos conscientes de que el turismo cultural da sentido e identidad en tiempos de globalización, que es indispensable como logística pero también como interpretación in situ para desplazarse sí, pero sobre todo para conocer.  

Imagen: "World travel landmarks set" en Getty Images. Crédito DimaChe 


1 comentario:

Clarkkent dijo...

Desafortunadamente, esa falta de sensibilidad, está presente por dos características muy comunes: La falta de respeto hacia las demás personas y/o pertenencias, y el hecho de que la motivación principal al visitar un lugar, es el poder decir (como lo hace la persona del artículo), aquí estuve como mero acto de presunción, siendo esto una consecuencia de lo primero; sin querer oírme como el clásico que culpa al gobierno de todo lo malo, esto es falta de educación y de valores, y que deberíamos aprender en casa o en una institución educativa, pero estamos acostumbrados a actuar y a conducirnos sin siquiera pensar en los demás, ni siquiera hay que ser “turista” para iniciar con ése comportamiento destructivo, porque primero lo practicamos en casa, educación es lo que nos falta. Saludos.