jueves, 15 de octubre de 2009

ESTRIDENTISMO: LA ESTÉTICA REVOLUCIONARIA


Oh ciudad fuerte
y múltiple
hecha toda de hierro y acero
los muelles. Las dársenas,
las grúas.


Y la fiebre sexual
de las fábricas.


Vrbe:
escoltas de tranvías
que recorren las calles subversivas.
Los escaparates asaltan los aceros,
y el sol, saquea las avenidas
al margen de los días
tarifados de postes telefónicos
desfilan paisajes momentáneos
por sistema de tubos ascensores.[1]

El poeta Manuel Maples Arce, autor de estas líneas de Vrbe, superpoema bolchevique en cinco cantos (1925), también es conocido por haber escrito unos años antes, en 1921, el texto del manifiesto “Actual Nº1 Comprimido Estridentista”, una hoja volante o como él mismo la llamó una “hoja de vanguardia” que expresaba de manera fragmentada, sincopada y casi anárquica, las intenciones iconoclastas de este nuevo movimiento. El manifiesto redactado en catorce partes -además del directorio de vanguardia al final del mismo- hermanaba al estridentismo con otros movimientos de vanguardia europea como el futurismo italiano y el ultraísmo español. A su vez, exaltaba la belleza de la maquinaria y la industria, el ritmo frenético de las ciudades, y la belleza del tranvía y del telégrafo. Maples Arce proclamaba el advenimiento de una nueva era, donde la modernidad y el cosmopolitismo estarían por encima de la tradición y el conservadurismo.

A partir de ese momento, el estridentismo irrumpía como un movimiento plástico y literario que buscaba totalizar la experiencia modernista y el nuevo ritmo de vida de las ciudades, ambos identificados como entes regidores de una nueva fantasía estética. Estos elementos eran para los estridentistas la única manera posible de remontar la ancestral exclusión del país de las rutas del progreso y por ende, de los núcleos artísticos de vanguardia.

La ciudad moderna, industriosa y por qué no, estridente, se volvió una visión, una epifanía. Es así que surge la utopía literaria de la Estridentópolis, ciudad del futuro donde la tecnología estaría puesta al servicio de la felicidad del proletariado. Este aspecto idealizador de la lucha de clases emanaba de las corrientes de pensamiento socialista –no olvidemos que estamos a pocos años de la revolución rusa y la Revolución mexicana-. De esta manera, el estridentismo, además de ser un movimiento artístico, también se coloreaba de profundos tintes revolucionarios y alguna aspiración política.

En última instancia y pasados los años, la ciudad utópica o Estridentópolis casi se vuelve una realidad cuando el colectivo estridentista se traslada a un lugar geográfico concreto: la ciudad de Jalapa en Veracruz, donde por un tiempo encontrarían las ventajas necesarias para desarrollar su agenda artística.

Posteriormente y bajo distintas circunstancias, el movimiento estridentista asentado en Veracruz llegó a su disolución como colectivo hacia el año de 1927. Sin embargo su influencia continuaría a través de la llamada estética revolucionaria, la cual se valdría de los recursos formales del estridentismo para establecer sus cotas de influencia ideológica en nuestro país.

A propósito de la importancia de la vanguardia estridentista en México y sus originales manifestaciones artísticas, quiero traer a colación la muestra titulada Vanguardia Estridentista. Soporte de la Estética Revolucionaria la cual puede visitarse en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo hasta el próximo día 25 de octubre. En ella se exhiben alrededor de 130 objetos entre libros, revistas, fotografías y demás obras plásticas provenientes de un total de cuarenta colecciones privadas y públicas diferentes. Me parece que el solo esfuerzo de ubicar, reunir y catalogar tal cantidad de obra por parte de las organizadoras ya puede considerarse una importante aportación al estudio de esta vanguardia mexicana y por lo tanto, una razón más que suficiente para hacer una obligada visita al Museo.

Como les mencioné antes, la selección de obra no se limita únicamente a publicaciones periódicas o libros. La curaduría realizada por Rocío Guerrero –quien se ha dedicado varios años a investigar dicho tema- propone muy atinadamente que una de las características que hacen del estridentismo una auténtica vanguardia artística es el uso de distintos soportes para sus obras: soportes que pueden ser espaciales o materiales. Como ejemplo, en la exposición "Vanguardia Estridentista" se ilustran las tertulias que el grupo llevaba a cabo en el afamado Café de Nadie: escenario de debates, lecturas de poemas (como Vrbe) y exposiciones de fotografía, entre otras actividades.

Como contraparte, en esta exposición también se muestran los libros y revistas donde el diseño gráfico, la poesía, el grabado, el ensayo, la fotografía y las reproducciones pictóricas se agrupan armoniosamente. Cada publicación, como Horizonte o Irradiador, es un objeto totalizador de la experiencia estridentista, experiencia que va desde el diseño de la portada, las viñetas de página, la tipografía, las ilustraciones y el contenido de los textos.

En cuanto a estas dos últimas revistas vale la pena mencionar que esta es la primera exposición en la que se ha logrado reunir en original los tres números existentes de Irradiador y los diez de Horizontes; además que pueden observarse otros documentos que se consideraban anteriormente perdidos y que las investigadores localizaron y obtuvieron en préstamo después de varios periplos más que inesperados. De hecho, ahora que se han ubicado los ejemplares, me comentó la curadora que muy posiblemente se realicen ediciones facsimilares de los mismos, esto en el marco de la presente exposición.

"Vanguardia Estridentista. Soporte de la Estética Revolucionaria" es una muestra que valora con gran justeza las aportaciones históricas y estéticas del movimiento estridentista entre 1921 y la década de los treinta. Considero que dicha vanguardia no ha perdido un ápice de modernidad: su propuesta aún puede tener presencia en la escena artística y política casi cien años después, ya que por sus elementos formales y contenidos ideológicos nos motiva a la reflexión acerca de cómo podría relacionarse aquel México de la posrevolución con este México que casi desemboca en el esperado 2010.

No quiero concluir esta entrada sin antes agradecer a María Monserrat Sánchez, directora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo; a Rocío Guerrero Mondoño, curadora de la exposición y a Mariana Sainz Pacheco, asistente de investigación, por todas las facilidades prestadas durante mi visita al museo aún cuando estuve ahí unos días antes de la inauguración, en pleno proceso de montaje. Por su buen trabajo, felicidades y por su confianza y generosidad, muchas gracias.

El Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo se encuentra en la ciudad de México, en San Ángel. El edificio en sí (obra del arquitecto Juan O’Gorman) ya bien vale la pena visitarse. Para mayores informes puede consultarse la página web: http://museoestudiodiegorivera.es.tl/

[1] Texto e imagen: MANUEL MAPLES ARCE. Vrbe, superpoema bolchevique en cinco cantos (portada de Jean Charlot), 1924. Fotografía cortesía del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo