martes, 18 de agosto de 2009

“PARÍS ES UN POCO MÁS CONOCIDO, PERO SALTILLO… ¡ES OTRA COSA! (2 DE 2 PARTES)

En la anterior entrada les prometía que dejaría de hablar de los desaciertos de los nuevos museos en la capital del estado de Coahuila, Saltillo para comentar con ustedes los tres museos saltillenses que, a mi particular juicio, siguen siendo los más destacados. O al menos los que más me han llamado la atención, todos por diferentes razones.
Uno de ellos sigue siendo el Museo del Desierto (http://www.museodeldesierto.org/), el cual posiblemente sea el recinto museístico más visitado de todo el estado, promediando los ocho mil visitantes diarios espacialmente en periodos vacacionales. Una cifra impresionante que posiblemente lo convierte en el líder de taquilla en la región noreste del país. Con un modelo de administración privada, esta institución es reconocida por su programa de exposiciones itinerantes sobre dinosaurios, flora y fauna coahuilenses, como es el caso de la magna exposición “Huellas de la vida” que actualmente puede verse en el Zócalo de la ciudad de México. Su paradigma de exhibiciones interactivas, talleres presenciales e información científica actualizada, me parece digno de mención.
El otro museo que quiero nombrar es el Museo del Sarape y Trajes Mexicanos (c/Allende, 160). Este es un lugar pequeño en dimensiones pero grande en contenidos. Inaugurado hace un par de años, su gran fortaleza reside primeramente en que ha tomado como tema central un ícono de la cultura nacional. Este museo acierta al extender su discurso más allá de la técnica y tipología del sarape como simple prenda de vestido autóctona. Al contrario, sus exhibiciones logran ampliar la comprensión de la vestimenta tradicional mexicana al enfatizar sus valores simbólicos y estéticos. Este fino guión museológico se debe en gran parte a la sensibilidad de sus realizadores y a la atinada asesoría de la autoridad en el tema, la maestra Marta Turok. Además quiero compartirles que en las salas del Museo del sarape se ha logrado un justo y difícil equilibrio entre el uso de los recursos tecnológicos y la colocación de objetos patrimoniales.
Y el tercer lugar al que quiero atraer su atención es el Museo Rubén Herrera (c/Victoriano Cepeda, 105). Este museo está dedicado íntegramente a exhibir la obra del pintor zacatecano del mismo nombre. Un autor de formación académica, quien desarrollara su estilo en la Academia de San Lucas en Roma a principios del siglo XX. El recinto es una casa antigua adaptada como museo, cualidad en la que reside gran parte de su encanto. En la exhibición podemos ver obra de muy buena factura al óleo, mayoritariamente retratos, además de dibujos y bosquejos al lápiz y al grafito donde se evidencia la maestría del autor en cuanto al tratamiento de la fisonomía humana se refiere. Este lugar posiblemente sea uno de los secretos mejor guardados de la ciudad de Saltillo, por lo que recomiendo mucho desviarse de los grandes destinos del estado para al menos dedicarle una media hora de visita.
Los museos mencionados me parece que logran ser exitosos a partir de la combinación de varios elementos: la belleza del edificio que los alberga, la esmerada atención que brindan al visitante, la agradable distribución de sus salas, el loable esfuerzo museográfico que realizan y la claridad en casi toda la información que presentan. Sus situaciones económicas y de regulación no podían ser más diferentes: en tanto que el Museo del Desierto es una institución privada, el Museo del Sarape y el Rubén Herrera están sujetos a los vaivenes de la administración pública.
Como podemos ver, no es cuestión solamente de abrir nuevos espacios a diestra y siniestra, sino que también es necesario también políticas culturales efectivas que apoyen su continuidad y desarrollo. En estos tiempos aciagos, habrá que ver cómo se desarrolla en los próximos días el debate alrededor de los ajustes presupuestales al área cultural, en particular al sector museos y archivos. Claro, sin olvidar las artes escénicas, la creación literaria, la educación artística y el fomento cultural. Suerte con eso colegas.
Aprovecho estas líneas para agradecer a Maribel Fernández y a Miguel Martínez por haberme acompañado durante este maratónico recorrido por los museos de Saltillo. Por cierto, las fotos que aparecen en esta entrada y la anterior las hizo Maribel con su Cyber-shot rosita.
El motivo original de nuestra visita fue el asistir a la inauguración de la muestra “La flor y el abanico. Retratos de damas mexicanas”, una exhibición conformada con obras de la colección del Museo Arocena y gestionada íntegramente a través del mismo. Fotos del evento en cuestión puede verse en: http://www.facebook.es/museoarocena
IMAGEN: Vitrina del Museo del Sarape y Trajes Mexicanos. Saltillo, Coahuila

martes, 11 de agosto de 2009

"PARÍS ES UN POCO MÁS CONOCIDO, PERO SALTILLO...¡ES OTRA COSA!" (1 de 2 partes)

En una reciente entrevista televisiva, el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, afirmó que el próximo año se llevaría a cabo la construcción de 38 museos, uno por cada municipio del estado. Supongo que el gobernador va en serio, ya que en las últimas dos semanas inauguró tan sólo en la capital, Saltillo, la impresionante cantidad de ocho recintos museísticos, todos ellos dependientes del organismo estatal regulador y promotor de la cultura, el ICOCULT (Instituto Coahuilense de Cultura).
Las acciones de este gobernador norteño desafían la política de austeridad comandada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que, el pasado mes de mayo, solicitó expresamente a los museos de la federación que “ajustaran” sus presupuestos hasta reducirlos en un 10%. Tiempos muy difíciles se avecinan para los museos administrados por el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Recortes de personal, reducción del gasto corriente y posible cancelación de eventos y exposiciones. Una situación que por lo visto le tiene sin cuidado al gobierno de Moreira y al ICOCULT.
Paralelamente a la construcción de tanto museo, la Secretaría de Turismo del estado de Coahuila ha organizado una campaña publicitaria en la que se presenta a Saltillo bajo el lema de “Ciudad de los Museos”. Al menos esta clase de publicidad en un poco más afortunada que otra con la que nos topamos en varios espectaculares colocados en la vía pública. En éstos se ven fotografías de varias ciudades europeas acompañadas por eslogan que va más o menos así: “Venecia es un poco más romántica, pero Saltillo... ¡es otra cosa!”. O qué tal éste: “París es un poco más conocido, pero Saltillo… ¡es otra cosa!” ¿Perdón?
Pero bueno, entrando en materia, ¿qué hay de los museos recientemente inaugurados? A los ya bien posicionados Museo de las Aves, Centro Cultural Casa Purcell, Museo Rubén Herrera y Museo del Desierto se aúnan la renovada pinacoteca del Ateneo Fuente de Saltillo que ahora recibe el nombre de Recinto del Patrimonio Cultural Universitario, el Museo del Sarape y Trajes Mexicanos, El Museo el Giroscopio – de ciencia y tecnología-; el Museo de la Angostura –acerca de la guerra entre México y los Estados Unidos-; el Museo del Palacio, el Museo del Normalismo, el Museo de la Cultura Taurina y el Museo Capilla Landín. En breve abrirán al público el Museo de la Revolución, el Museo de la Estampa “José Guadalupe Posada” y el Museo de los Presidentes de Coahuila.
En la sección dedicada a la cultura en la página oficial del gobierno del estado (http://www.coahuila.gob.mx/) hay una especie de Q&A donde a aparece la pregunta “¿Por qué se están construyendo tantos museos?”, y la respuesta es “para incrementar la capacidad de los escenarios para espectáculos del estado (sic) donde exista una integración ciudadana y así mostrar y promover las actividades artísticas, culturales, tradicionales y contemporáneas entre los coahuilenses.” Y en verdad que se han creado varios espectáculos del estado.
En el Museo del Palacio (de gobierno, que conste) se pretende narrar la historia del estado de Coahuila. Pero esta intención se ve sobrepasada por el exagerado teatro de luces y pantallas que utiliza para presentar la información al público, logrando efectos más dignos de un estudio de televisión que de un museo.
Otro caso peculiar, es el del Museo Capilla Landín, en el cual se recibe al visitante con un video en loop perpetuo, donde el gobernador Moreira le da la bienvenida, le explica los contenidos de las exhibiciones como si fuera experto en la materia mientras alaba los logros culturales de su administración. Sobra aclarar que este recurso no contribuye en lo absoluto a la interpretación del patrimonio ahí exhibido, el cual por cierto, cuenta con fichas técnicas y comentarios de obra digamos, deficientes. Además que misteriosamente no se aclara la proveniencia de ninguna de las piezas virreinales, aunque una fuente cercana al ICOCULT me comentó que fueron adquiridas a particulares.
Pero no seguiré con los desaciertos. En la próxima entrada comentaré sobre tres museos saltillenses que a mi particular juicio son los más destacados. No son perfectos, pero al menos no tenemos que ver un video del gobernador en la sala introductoria de ninguno de ellos. Hasta dentro de una semana, sigamos dialogando.

Imagen: acercamiento al tejido de un sarape de Saltillo