miércoles, 11 de febrero de 2009

MONDRIAAN Y LA CINTA SCOTCH


El súbito fallecimiento del holandés Piet Mondriaan a principios de 1944 dejaría su pintura Victory Boogie Woogie incompleta. Cuatro años antes a su muerte había abandonado París y después Londres debido al avance de la Segunda Guerra Mundial, exiliándose en la ciudad de Nueva York. En su viaje, llevó a Estados Unidos un conjunto de diecisiete pinturas que algunos críticos han llamado “Las pinturas trasatlánticas” y de las que Victory Boogie Woogie forma parte. Mondriaan trabajó en estas obras primero en Europa, y luego en América, donde la escena nocturna de Manhattan fue una gran influencia.
Me parece genial pensar en la relación que existe entre el frenético beat de los nuevos ritmos bailables del jazz de entonces como el “Boogie Woogie Stomp” del pianista Albert Ammons y las luces parpadeantes de las grandes metrópolis de Nueva York, París y Londres. Todo esto inspiró a Mondriaan pinturas como Trafalgar Square, Place de la Concorde y Broadway Boogie Woogie, obras que posiblemente realizaba entre un baile y otro, ya que se cuenta que era un excelente bailarín…
Formalmente es indispensable destacar que en estos lienzos el pintor usó vibrantes colores primarios alternados como pequeños mosaicos, contrastados en un fondo blanco, creando formas abstractas que empataban con las líneas verticales y horizontales relacionadas a la arquitectura moderna.
Posiblemente en Victory Boogie Woogie, más que en ninguna otra de “Las pinturas trasatlánticas”, puede observarse la construcción analítica de un cuadro que tomó al menos diez etapas distintas –y eso que no fue terminado-. A esta conclusión llegó el estudio llevado a cabo en el 2008 por los conservadores del Instituto Holandés para el Patrimonio Cultural (ICN)[1], institución que actualmente resguarda dicha pieza.
Nunca me hubiera imaginado saber que en la superficie de la obra permanecen restos de las cintas adhesivas (en papel engomado y en soporte de celulosa) que Mondriaan disponía como guía para realizar los trazos lineales. Muchas de estas cintas ya habían sido cubiertas con pintura por el mismo autor, además que en algunas áreas se encontraron varios tonos superpuestos.
Esta inesperada mezcla de materiales generó preocupación por su conservación casi desde el momento mismo de la muerte del pintor. De hecho, las primeras “restauraciones” se llevaron a cabo en los años cuarenta, y varias “copias” e “interpretaciones” fueron encargadas a otros pintores a lo largo de los años, seguramente con la esperanza de resguardar al menos la imagen del original, que no su realidad material. Para conocer más de este tema recomiendo ampliamente los videos de las conferencias "The Object in Transition" sobre conservación de arte moderno y contemporáneo, los cuales pueden verse completas en la página del Getty Conservation Institute (GTI).[2]
Afortunadamente, parece no haber duda de que el Victory Boogie Woogie adquirido en 1997 por el Estado Holandés es aquél que Mondriaan pintara alguna vez. Sin embargo, sí ha habido mucha especulación en cuanto al posible aspecto de la obra en caso que el pintor la hubiera terminado, o en cuál sería su apariencia si no hubiera sido intervenida en varias ocasiones durante los últimos cincuenta años.
Aparte de estas teorías, lo que sí es un hecho es que la investigación llevada a cabo durante casi dos años por parte de los conservadores holandeses sobre la materialidad de Victory Boogie Woogie, así como la búsqueda de fuentes documentales sobre el tema, fortalecen la percepción que para el estudio de la obra de arte, hoy en día es casi indispensable contrastar la propia materia y lo que se dice documentalmente de la misma.
A manera de conclusión, quiero mencionar que en 1959 la pintora Pearl Fine fue uno de aquéllos artistas encargados de realizar copias de la pintura de Mondriaan. En su momento ella misma consideró que esta misión le era imposible, ya que solamente podría realizar el encargo si su trabajo era considerado como una “interpretación” y no como una “copia”. Esto se debió a que las cintas y papeles pegados en Victory Boogie Woogie otorgaban a la obra una textura y una profundidad casi inimitables, a menos que se usaran los mismos materiales –un recurso impensable- o bien, como hizo ella, se plasmaran las sombras y relieves a manera de trampantojo. Curiosamente la obra quedó finalmente definida por un feliz accidente: los restos de la cinta scotch y del masking tape en su superficie.


PIET MONDRIAN (1872 – 1944)
Victory Boogie Woogie, 1942 – 1944
Óleo, carboncillo, pedazos de papel y plástico sobre tela
127 x 127 cm. (eje vertical 179 cm.)
Instituto Holandés para el Patrimonio Cultural
En depósito en el Gemeentenmuseum de La Haya

1 comentario:

sue dijo...

Gran artículo! gracias!